Tengo un grave problema de memoria que me impide distinguir a personajes que ni siquiera son similares entre sí, y mi vida transcurre en una interminable sucesión de referencias fallidas. Por ejemplo, siempre me confundo a Meg Ryan con Melanie Griffith, y empiezo: es la mujer del actor este morocho, no me acuerdo si es Antonio Banderas o Andy García; el que hizo la película esa del pistolero, que trabaja con la morocha, que no me acuerdo si es Penélope Cruz o Salma Hayek; ésa, la que se casó con Tom Cruise y laburaron juntos en la pelAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH. A esa altura, mi interlocutor ya se tomó la Cacciola y llegó en 45 minutos a la concha de su madre.
Colecciono autitos que mi hijo no quiere más. Y lo hago porque me dan pena. Ponele, se le rompió una ruedita y él no juega más, a mí me da pena y me lo guardo. Tengo 3 mierdas de latita sobre mi escritorio porque soy incapaz de tirarlos. Así de pelotudo soy.
No me puedo resistir a contestar preguntas que no me hicieron. Si voy por la vía pública y escucho que alguien pregunta por una calle y el otro no sabe la respuesta, me salgo de la vaina por decírsela. Aunque no la sepa. Incluso aunque el otro sí supiera la respuesta, quiero ofrecerle opciones para llegar más rápido, no sé, cosas así.
En un montón de aspectos, soy un tipo al que habría que aplicarle un rifle sanitario y cobrarle la bala a la familia. Pero no, me dejan ser y acá estoy, compartiendo con el mundo mis capacidades sociales diferentes.
Pero bueno... peor es Arjona.
Por suerte hay gente que piensa en el desmemoriado.