19 September, 2013

Perfiles: mundo sánguche

Como hemos dicho infinidad de veces, no existe mejor ejercicio que el de categorizar a las personas según sus elecciones o preferencias particulares. Hemos hablado de cómo es la gente según el alfajor que comesu postre preferido, la tipografía que usa y otras particularidades que ahora no recuerdo porque soy viejo y gordo y colorado y mis neuronas están todas ocupadas en procesar semejante información. Y ya que todo análisis pasado es al pedo, vamos con uno nuevo: analizamos a la gente según su preferencia sanguchil.

Sánguche de miga: el miguista es de ir a lo seguro, lo tranquiliza saber que Sofovich todavía está en la tele aunque no lo mire, es de Boca o de River porque sí, mira Friends porque sabe que ya terminó aunque quizá no sepa cómo, vota al mediodía "porque a esa hora están todos comiendo" (y sabe que se clava como un campeón, pero no lo cambia ni en pedo); a veces se pide uno de jamón crudo y rúcula y se siente un actor porno que vive al límite; porque para él, el mundo está entre 2 ó 3 migas, y más allá, la nada.

Sánguche de milanesa: se come lo que venga, pertenece a esa parte de la humanidad que hace que los feos y los gordos no mueran vírgenes. Prioriza cantidad por sobre calidad, prefiere anotarse 5 bichos canasto por semana que remar a la de finanzas, que está buena "pero seguro es una frígida". Comulga con la idea de que el mundo es de los valientes, y cree que las milanesas crecen en los árboles, porque "cocinar es de puto". Le pone "Me gusta" a la fanpage del Volkswagen Gol y gusta de gritar "canten, puto" cuando está mamado.

Chips: es un alquimista de la vida, es el que te encuentra un manuscrito de Lennon en un baldío de Balvanera, el que ve lo que los demás no ven. No garchó con tantas personas, pero el promedio le da para diploma de honor, sólo mancillado con algún tatú carreta cuereado en la juventud temprana. Siempre hace lo que quiere, pero hace que los demás crean que fue idea de ellos. Si es hombre, juega al papi fútbol con las medias bajas; si es mujer, no usa corpiño.

Baguette: va a por todo, pero con calidad. Puede estar 6 meses sin ponerla ni en remojo, pero un día te cae con una foto con 3 suecas más fuertes que televisor de geriátrico, todas en bolas y nadando en gelatina. Y la sube a Facebook y se megustea a sí mismo, y está bien. Logra lo inverosímil: calidad y cantidad en simultáneo; nada le parece imposible, a lo sumo complicado. Si te escucha decir "me la hiciste giratoria" cuando te cierra fuerte la puerta del auto, te mete un bife. Y vos después le decís "perdoname boludo, mala mía".

Después, como siempre, están esos inclasificables que comen sánguches de jamón y durazno, eligen pan árabe teniendo otras opciones o ponen el queso abajo y el jamón arriba; están para que el mundo tenga con qué pagar los tsunamis, los terremotos y los recitales de Justin Bieber. Cuando Dios dice "¿no tenés más chico?", la vida le manda a uno que come sánguche de pepino en pan negro.

En Palermogólico, 89 pesito.