Es un hecho

En mi cama, en Ilha Grande, en un barcito, en la casa de Megan Fox, en una cata de Nesquik, en un avión con destino incierto, es indistinto: no tendría ningún problema en estar en cualquier otro lado en este momento.

Quiero.

No, equivocado

Mi casa actual es la tercera en la que me tocó vivir a lo largo de mi vida.
En las dos primeras tuve que lidiar con algo que nos pasa a muchos pero no deja de ser mitad gracioso mitad hinchapelotas: tener un número de teléfono muy parecido al de otro lugar.

En la primera, el número terminaba en 2194 y mucha gente, mucha, llamaba confundida con el 2914… que es el de la casa de velatorios de Santos Lugares. O sea, un bajón. La gente que llama a una casa de velatorios no es gente que está precisamente feliz y que a uno le de ganas de escucharla. Y, por supuesto, más de uno llamaba a las 3 de la mañana.

Me mudé y pensé, oh tonto iluso, que el problema iba a quedar en el pasado. Pero no, claro que no, porque la vida es una mierda, y en este caso quasi compartíamos número con uno que levanta quiniela. Por supuesto que nunca llegué a saber cuál era el teléfono del transa porque, cuando preguntaba “¿con qué número quiere hablar?”, me cortaban. La conversación era muy tonta: detrás del ¿Holá? de rigor siempre venía el ¿Matutina? ¿Los 20? y cosas así. Con el tiempo pasé de decir “equivocado” a cantar números que no eran y huevadas semejantes. Hasta que, de un día para el otro, dejaron de llamar. Se ve que al trucho lo metieron en cana o cambió el teléfono.

En esta casa de ahora no llama nadie equivocado (en realidad no llama casi nadie, pero bue) y, la verdad, un poco lo extraño.

Sí, un salame.

PD: mientras estaba publicando esto, literalmente, llamó un cliente queriendo hablar con otro lugar. O sea, macho, hay un contestador que te dice “usted se ha comunicado con…”. En fin.


"¡¿Cómo que ahí no es la quiniela?!".

Happy

Cuando estés acá
La Renga

Cuando está acá, tendrás tu espacio
y una frágil forma de existir
con verte nacer ¿cómo hay quien puede ver
un mundo para destruir?
Ojos que no ven, corazones que no sienten
y vos que estás por venir.

A cada instante habrá un flor
y en cada flor habrá un instante
en que la vida se desnude
ante esos ojos necios.

Cuando está acá tendrás tu tiempo
el mismo que no tiene fin
¿En un mundo así, donde está tu lugar
quién puede el agua pudrir?
Ojos que no ven, corazones que no sienten
y vos que estás por venir.

Cuando está acá, tendrás tu espacio,
tu tiempo y algo por qué luchar
al verte crecer y hacerte fuerte
¿Quién más le puede temer?
A esos ojos que no ven, corazones que no sienten
si vos ya estás acá.

La vida es una gloria, ja.

Fumate un fino Palacios

Ayer nos enteramos que Jorge “el Fino” Palacios renunció a la nunca asumida jefatura de la policía porteña, e inmediatamente después se despenalizó la tenencia de faaaaaaaaaaaaaaso para uso personal.

Si a alguno se le ocurre una mejor noticia y una mejor forma de festejarla, que me la cuente.

No salió tan fino al final.

Full eggs

Es simple: no me banco más a Mike Amigorena. Es insoportable. Necesito que alguien haga algo, que lo manden a filmar una novela costumbrista a Nueva Zelanda, que le diagnostiquen gripe A, que vuelva la colimba para la clase 72, lo que sea. Está en revistas, en la tele, en vía pública… basta flaco.
Lo único que rescato es el comercial de Sobe Rush, que es una limadura pero tiene onda. Por todo lo demás, habría que matarlo.

Ya nos tuvimos que fumar a la gangosa de Maju Lozano, ahora este perejil. Es increíble, nunca imaginé que iba a terminar extrañando a Gianola.


¿Es necesario?

Educando al soberano

Cuando iba al colegio y preguntaba para qué coño servían materias como Actividades prácticas o fórmulas matemáticas tipo Identidades, siempre me respondían lo mismo: ya vas a ver cómo te sirven en la vida.
Bueno, hoy tengo 32 años y sigo sin haberle dado utilidad alguna al saber hacer tarjetas españolas, ecuaciones bicuadráticas o conocer el peso de un Mol. Algunos conceptos como mitosis y meiosis, la guerra civil española o la capital de Jamaica me sirvieron para jugar al tutti fruti, pero no mucho más.

En cuanto a mi trabajo (redactor y quasi guionista), sé escribir, conjugar verbos perfectamente y todo lo demás, pero no tengo la menor idea cuál es el pretérito del subjuntivo, sin que eso me impida escribir sin un solo error.

No quisiera llegar al momento en que un hijo en edad escolar me pregunte para qué sirve lo que aprende en la escuela y mi respuesta tenga que ser “para tener tema para un post”.


No es joda, aprendimos a hacer estas mierdas.

Veinte luca, ¡canten puto!

Nada, que SMAEP llegó a las 20.000 visitas y se supone que hay que ponerse contento.
Bueno, a mí me pone contento así que acá estoy, vestido para la ocasión.

Felicidades, pues. Y a no olvidarse que la vida es una mierda.


Cafiero festeja el cumple de SMAEP.

Se fue al carajo

Esto me lo pasó Alex y la verdad que no lo puedo creer.

El éxito y los millones suelen convertir a la gente en excéntrica, delirante y/o pelotuda, pero en este caso yo creería que se ha roto un récord.

Madonna (Ramonna para los amigos), esa señora arrugada que insiste en creer que es un símbolo sexual, le tiene miedo al sol porque “causa envejecimiento prematuro”. Primero, en el caso de la cantante no hay prematuritud alguna ya que pasó los 50 cómodamente; segundo, sus precauciones no le dieron muy buenos resultados que digamos. Pero bueno, supongamos que tiene razón y quiere hacer pelotudeces, allá ella.
Ahora, el tema es que la abuela, para poder meterse al agua, tiene una asistente que va detrás de ella sosteniéndole… un paraguas. O sea, además de la imbecilidad propia obliga a la humillación ajena.

Digo yo, ¿tiene que ser taaaaaaaaaaan estúpida?

Y todo esto sin hablar del simpático detalle de que usa una remera con su propio nombre.




La idiotez en su máxima expresión.

La rueda de la fortuna

Vos creés que tenés mala suerte, ¿no? Vos te quejás porque no se te dio eso que esperabas o porque te cagó un pájaro en la pelada. Bueno, leé y replanteate:

Tres amigos, Ariel, Gastón y Mariano, deciden ponerse una remisería en la casa de uno de ellos. Primeros días, todo bien.

Pido un viaje, viene Ariel usando el auto de Mariano. Vamos tranquilos y vemos un auto estacionado que parecía ser el de Gastón.

- Che, ¿ese es el auto de Gastón?

Como ya lo habíamos pasado, Ariel se da vuelta para mirar, llegamos a la otra esquina y pum, choque… contra Gastón.

- No, no era.

Mariano, que había sacado su auto del taller esa mañana, se entera y se quiere morir. Entonces Ariel, para no dejar sin trabajo a su amigo, le ofrece su propio auto hasta que el otro salga del taller.
Ariel va a su casa, agarra su Peugeot 505 y se dirige a la casa de Gastón (la base de la remisería). Cuando está llegando, en la mismísima puerta… fuego en el motor. Frena, se baja, explosión: el tanque de GNC. Ariel sentado en el cordón mirando cómo se derretían los CD’s que tenía en la guantera (además era DJ).

Situación final: 3 autos fuera de combate en, literalmente, 20 minutos.
Conclusión: esa remisería no tenía que existir.

PD: no pensé que fuera necesario aclararlo pero parece que sí: es 100% verídico, yo estuve ahí.

La vida… sí, eso.


DJ Fire

Teorías infundadas

Son tan terminantes como incomprobables y, sobre todo, ayunas de toda importancia. Pero bueno, es lo que hay:

- El hombre que se enjabona primero el perico y después el hoyo, tiene tendencias homosexuales.
- Hay un programa tipo word en el que uno carga 4 ó 5 palabras, le da Enter y automáticamente le escribe etiquetas de vino.
- El meñique no sirve para nada.
- Las mujeres no cagan. Creen que sí, fantasean, pero no.
- Dolores Trull e Iván de Pineda son la misma persona.

Indiscutible, lo sé.


¿Quién es quién?

White card

Podríamos decir sin temor a equivocarnos que gran parte del día a día de una persona promedio transcurre en actividades que no desea realizar, desde levantarse a una hora impuesta por otro o llevarse bien con gente por conveniencia (compañeros de trabajo o el mozo del bar, es indistinto), hasta frenar en un semáforo. Es decir, uno se la pasa haciendo cosas en pos de mantener un equilibrio y que, de poder hacerlas como a uno le gustaría, serían muy distintas.
Basado en esa experiencia de la que absolutamente nadie está exento, creo que sería más que justa la creación de una “carta blanca” para usar en esos días en que uno simplemente no quiere seguirle el juego al mundo.

Vas en el colectivo medio dormido y escuchando música felizmente; de pronto te encontrás con alguien que es buena onda pero no tenés ganas de hablarle: te obliga a sacarte el auricular y mantener una conversación que a ninguno de los dos le alegra. Entonces ahí uno sacaría su white card y dice “¿sabés qué? Hoy no. Saludos a la flia” y vuelve a Creedence.

O estás en el laburo y viene tu jefe a preguntarte por trigésimosegunda vez en la semana qué pasa con ese laburo que te pidió. Entonces pumba: carta blanca y “¿sabe qué? Hoy no. Dígale a otro, ¿sí? Talueguito”.

Y así con lo que uno considere oportuno, siempre dentro de las reglas de lo moralmente establecido y, sobre todo, teniendo en cuenta tres puntos FUNDAMENTALES: a) es una carta blanca para usar cada tanto, no es una AnarKard para hacerte el punky con traje y corbata; si querés eso juntá huevos y mandá a todos a cagar y curtite. b) la carta blanca no implica deuda, no es que el laburo que no te hice hoy te lo doy mañana. No. No lo hice y no lo hago. c) No hay rencores. El receptor de la carta blanca tiene que ser consciente de que no es mala onda de quien la esgrime sino que simplemente ese día no quiere que le rompan las bolas. Mañana será otro día y todos contentos.

Digo, estaría bueno, ¿no?

Mea culpa popular

Aunque cada uno se rasgue las vestiduras (?) jurando y perjurando que yo no fui, las estadísticas históricas dirán que el turco ganó 3 elecciones, que a Tinelli lo ven cada noche unos tres millones de personas y que, Dios nos perdone, Arjona va a llenar 4 bomboneras consecutivas.

Y después nos preguntamos por qué nos pasa lo que nos pasa.


El púbico haciendo cola para sacar las entradas de Arjona.

Informe publicitario

En lo que a publicidad respecta, suelo estar en desacuerdo con el gusto popular (siempre entendiendo que aunque no me guste un aviso, éste puede ser vendedor, eficaz y demás valores positivos para la marca). Pero últimamente hay comerciales que, creo, generan unanimidad en las opiniones. A saber:

Los que me ponen de mal humor: los dos ciclistas subnormales de Stella Artois* que se la pasan diciendo “papáaa… ¿papá?”; la gritona hija de mil putas de Valeria Lynch en la campaña de Banco Galicia (¿quién fue el hijo de puta que pensé que eso estaba bueno?); el ya mencionado aviso de Don Carlos y, sobre todo, los comerciales radiales de Farmacity. Esos jingles ochentosos directamente me generan violencia desmedida, me dan ganas de entrar con 2 pavas con agua hirviendo y tirársela a las minitas que cantan y al gerente de marketing. Uf, cuánto odio.

Los que me ponen de buen humor: Mamá Luchetti es genial, simplemente genial. Y otro que me alegra y me hace dar vuelta para verlo, sin ser un buen aviso, es el de shampú Johnson’s de los pibitos que bailan, con la gordita, la de rulitos y la negrita. No sé, me alegra.

Los que no puedo manejar: el del “Arliscafo” no sé cómo mirarlo, no sé si salir a matar gente o a regar una planta; lo que sí sé es que no me vende un café ni a palos. Y el que no puedo entender que siga estando ahí es el de “Cachogos Cachogos en la ruralllllllll”. No sé, no lo puedo manejar.



Mamá mamá.

People are strange

Ok, sí, hay gente que come cosas raras como los caramelos Cristal, o gente extrañísima como mi media mandarina a la que no le gusta el queso; está Carlite, que no le gusta el chocolate. Mi cuñado le pone mostaza al vacío y limón a los fideos. Y de chico tenía un amigo que comía banana con mayonesa y panchos con la salsa de chocolate que se le pone a los helados. Es decir, gente gastronómicamente fronteriza hay por todos lados.

Ahora, la que no puedo entender es la gente que come bay biscuit sin mojarlo en el té. No te podés clavar esa galleta así como viene, a pelo, y encima disfrutarlo.

Nos estamos yendo a la mierda.


Seco seco.

Empty trash

Estuve pensando y pensando en algún mínimo argumento que justifique ese estúpido acto de guardar (o al menos no tirar) eternamente los pedacitos de jabón, los tickets de los supermercados, los mails viejos, las cartas/tarjetas/postales, las entradas de cine y un larguísimo etcétera. También pienso que la palabra etcétera es rarísima y todo el mundo la usa como si fuera lo más normal del mundo, como si dijera perro o luz.

Decía, pensé y pensé, y el único argumento que encontré es que uno es pelotudo.

So, si alguien tiene una explicación mejor o, al menos, más científica, ¿sería tan amable de compartirla?
SMAEP le agradece de todo corazón.



Sí, tenés una entrada del '99. ¿Y ahora?

PD: feliz onomástico Carlite.

Meado por el Nahuelito

Como bien cuenta esta noticia, al joven secuestrado este sábado en Caseros y liberado en una villa ese mismo día, le volvieron a robar el miércoles en la puerta de la casa. Lo peor: le afanaron el auto al amigo que estaba con él, lo que demuestra que la piedra es contagiosa.

Gracias a un exhaustivo trabajo de investigación, SMAEP consiguió en exclusiva la agenda semanal de Marcelo Razzeto (así se llama este muchacho ayuno de toda fortuna).

Lunes: secuestro express en Balvanera, liberación en Alejandro Korn.

Martes: choque frontal en Panamerica ramal Tigre. Seguro impago no cubre gastos.

Miércoles: pérdida de notebook con info completa sobre cuentas bancarias, contraseñas y fotos de su amante. Extorsión.

Jueves: rotura de control remoto, televisor queda clavado en Crónica en un eterno especial sobre Sandro.

Viernes: rotura de llave en cerradura al sacar la basura, 3 horas de espera al cerrajero. Del lado de afuera. En calzoncillos. $450 de arreglo. No hay fondos, se lo robaron todo el sábado anterior.

Sábado: diagnóstico indica gripe A, aparentemente contagiada por los secuestradores del lunes. Asaltantes en farmacia se llevan todo el Tamiflú.

Domingo: día libre, asado en casa quinta. Granizo.

Yo me quejo, pero para éste sí que la vida es una mierda.



Así terminó el martes.

Kill me

De todas esas cosas que joden en el día a día, hay dos que (al menos para mí) son insoportables: una es no acordarme de boludeces como el nombre de una persona o la letra de una canción; me pone frenético, hasta que no me acuerdo no puedo seguir en paz, tengo la mitad de mi cerebro buscando esa info. En épocas pre-google he estado una semana tratando de acordarme cómo se llamaba Lenny Kravitz.

La otra, y creo que aún más insufrible, es cuando se me pega una canción, sobre todo en los casos en los que no sé de dónde se me pegó. En el caso de hoy, desde que me desperté estoy cantando “Toco madera” de Raphael. Sí, un hijo de puta.

¿Alguien sería tan amable de matarme? No creo que pueda seguir mucho tiempo más con esta música de fondo en mi cabeza.
Muchas gracias.

Dudas que uno tiene

¿Qué cosas les dan buena suerte a las vaquitas de San Antonio?
¿Cómo le dicen a la ensalada rusa y la montaña rusa en Rusia?
La milanesa napolitana, ¿viene de Milán o de Nápoles?
Si cárcel y prisión sin sinónimos, ¿por qué carcelero y prisionero son antónimos?
¿Por qué un tipo lindo es “buen mozo”? O peor, “bien parecido”. ¿Parecido a quién?

Porque, aunque usted no lo crea, en SMAEP no sabemos todo.



Como Gardel, nadie sabe dónde nació.

Basta

Son golosos. No aceptan que no todo dura para siempre. Algunas cosas cumplen ciclos y no aceptarlo puede dejar en ridículo a cualquiera. Y lo peor es cuando el entorno no avisa, no se acerca con la palabra sincera.

Así que, una vez más, SMAEP se encarga de la tarea sucia, la que nadie quiere hacer, y dice:

- Susana, basta de photoshop y estiramiento de imagen en la tele. No te la cree nadie.
- Fernando Lúpiz, basta de El Zorro. Tuviste moderado éxito una vez, ¿para qué insistir? ¿Te comió el personaje?
- Silvia Süller, basta de salir en bolas. Ya estás vieja, estás gorda, no hay necesidad. Quedate en casa, alquilate una de Julia Roberts o Meg Ryan y comé Mantecol hasta que el culo te toque los talones. Sé feliz, mujer.
- Teto Medina, basta. Ya tuviste bastante suerte, no tientes al destino.
- Saldívar, gordo hijo de puta mentiroso, basta. Y a vos no te lo digo de onda. Basta de mentir. Dejá de romper los huevos con que “hoy, camperita con mangas desmontables”. Esta mañana dijiste que iba a hacer calorcito, me clavé una camperita finita como una servilleta de papel y me cagué de frío, ¿sabés? Te lo digo en serio, basta.

SMAEP al servicio de la comunidad.



Ni vos te la creés, gorda.

Absurdofobia

Conozco gente que le tiene miedo a los gatos, a las arañas, a los chinos; una de mis sobrinas no puede subir por escalera mecánica. Son fobias que van de “común” a “rebuscada”, pero la que me contaron hace poco no tiene nombre: hay una chica que le tiene pánico a los guantes. Sí, guantefobia. O sea, el otro día entró a una casa y, al momento de apoyar su carpeta sobre la mesa y descubrir un esperable par de guantecitos de lana, arrancó al grito de “¡sacame los guantes, sacame los guantes!”.

No sé ustedes pero, al día de hoy, ésta es por lejos la fobia más pelotuda que he escuchado en mi vida.