- Piedra papel o tijera: hay que estar muy aburrido y tener muy poca inventiva para decidir que un puño es una piedra, dos dedos estirados una tijera y una mano abierta un papel. Eso para empezar. Después tenés que ser muy retorcido para encontrar divertida la idea de “ganar” cuando el papel envuelve a la piedra, la piedra rompe la tijera o la tijera corta el papel. Además, lo único medianamente lógico es la tijera cortando el papel. La piedra que rompe... qué se yo, sí, se rompe, pero es bastante raro. Y un papel que envuelve una piedra... debe haber pocas boludeces más grandes que esa.
- El Mensú (juego de niñas): dejando de lado lo aburrido del ejercicio físico de chocarse las palmas como psicóticas, parémonos a analizar la letra de la canción: mensú famelo melo, qué melo, qué melo. Los guantes se me fueron al suelo, al suelo. Chiqui bum bum bum, chiqui bum bum. Melo que te viene, melo que te va, A, E, I, I, E, A. O sea, de chicas cantan mensú, de grandes aserejé. Y uno espera que de eso salga algo bueno. Tamo al horno.
- El terrame: éste no era un juego en sí sino una manera de elegir compañeros para otro juego, dejando la elección en manos del azar (mentira, era una cuenta matemática y todos sabíamos a quién le iba a tocar), también constituida por una canción poco menos que lisérgica: terrame terrame tesín tesán, terrame terrame tepúm bajá. Y ahí bajabas un puño, empezaba otra vez la vuelta y así hasta que quedaba uno solo. Recién ahí empezaba el otro juego, por ejemplo el piedra papel o tijera, que duraba menos de la mitad que el terrame.
- Saltar la soga: ¿puede haber algo más estúpido que saltar una soga? Si la jugadora es buena saltando, pueden pasar horas que lo único que va a pasar es que dos pibitas se aburran horriblemente moviendo la muñeca y deseando que la que salta se enganche un tobillo, se caiga y se rompa el esternón contra el piso. Mientras tanto, la del medio se divertirá sola, porque sabe que las otras la odian y quieren que pierda, y si es posible que se lastime. Y esto cuando no se aburren y arrancan con el mensú.
La verdad, todavía no puedo entender cómo hay gente que dice que lo que jugábamos de chicos es más sano que el Winning Eleven.
Desopilante, no paro de divertirme...