30 May, 2013

El lustro perdido

Y así, como quien no quiere la cosa, Se me apagó el piloto hoy cumple 5 años. Cinco. Una locura, la verdad.

Pensá que, cuando esto empezó, Zulma Lobato era un empleado de ANSES, Ricardo Fort todavía tenía más glóbulos rojos que aceite en sangre, Sandro vivía, Víctor Sueyro había muerto una vez sola, Toti Pasman la tenía afuera, el Dákar se corría en un lugar re loco re loco que se llama Dákar, Mouche era una promesa de hijo de puta y no un hijo de puta consolidado, no existía Agapornis y Guido Kaczka era el mismo pelotudo que es ahora pero era "el pelotudo que está casado con Floricienta". Cuántas cosas cambiaron, che.

Imaginate la cantidad de pelotudeces que han sido dichas en estos 5 años. En cantidad de posts, son más de 1000. Si uno se pusiera a leerlos todos juntos de corrido, podría estar desde hoy hasta que Funes Mori meta un gol, o un poquito antes.

Queremos agradecer los regalos que han llegado a la redacción por nuestro aniversario: recibimos un libro de Stephen King autografiado por Majul, Mirtha Legrand nos envió un frasquito con 300 cm2 de su hermana Goldie y Nico Repetto nos obsequió una tostada en la que se ve la cara de Nelson Castro. A todos ellos, y al anónimo que nos dejó un cerdito con un cartel que reza "Ruta, chancho, pumba", muchas gracias.

Como siempre, agradezco a Alex, Carlite y Omar, copilotos de esta nave que surca veloz el tormentoso cielo de la pelotudez.

Y, por supuesto, gracias a ustedes, insensatos, que eligen perder su tiempo en esta pelotudez en lugar de estar laburando, estudiando o buscando la vacuna contra Lita de Lázzari.

Gracias por la magia, de verdad.

Porque acá no reparamos en gastos.

21 May, 2013

Flagelo sobre ruedas

Viajar en transporte público supone un montón de complicaciones y desdichas, pero todas se resumen en una: estás a merced de otro; los horarios los pone otro, la cantidad de gente la pone otro... y la música la pone otro.

La diferencia entre cada tipo de transporte (y cada tipo de chofer) es radical, desde los gustos hasta la estrategia musical. Por ejemplo, el tachero escucha lo que a él le gusta, porque además cree que es ley universal: para el tachero, todos escuchamos (y coincidimos con) Radio 10, y si se trata de música digitada, va desde Rosana hasta Valeria Lynch, que viene a ser lo mismo que Radio 10 pero sin tanda y sin Chiche Gelblung. Un taxista escuchando "Historia de un taxista" de Arjona es un loop infinito de maldad y pelotudez, pero nunca falta el hijo de puta. Se suele dar en casos de conductor usuario de asiento masajeador con bolitas de madera.

El chofer de combi-charter pone lo que cree que a la gente le gusta, y ese sí te mata con Arjona, David Bisbal, Axel y Chayanne, pero no te pone una radio que pasa eso, sino CDs enteros. Tipos con cara de desayunar aceite de motor diesel, andan silbando "Dime que no" con total impunidad, y nadie hace nada.

El colectivero es raro: él te puede clavar tanto un Spinetta, un AC-DC o una Daniela Mercury (se adivina fácil por el tipo de peluche colgante), pero nunca parece molestarle que su propia música sea tapada por el exquisito sonido de un concierto wachiturro sin auriculares.

Por suerte el tren no tiene chofer a la vista, pero su aleatoriedad musical es una ruleta rusa con 6 balas.

Pero bueno, si Paul McCartney supiera que Arjona canta "quiero silbar Let it be bajo la luna", se suicidaría en su limusina, así que nadie está exento de nada. Porque, como se ha dicho alguna vez, la vida es una mierda.

Chofer fanático de David Bisbal.

17 May, 2013

Mixed emotions

Se murió Jorge Rafael Videla, quien fuera, quizá, el más grande hijo de puta que haya tenido este país a lo largo de su historia.

Y eso no me pone contento. Porque debió vivir mil años coleccionando metástasis de todo tipo y color, revolviéndose en su mierda. Y porque se llevó el silencio a la tumba.


Pero me alegra saber que, al menos, murió en el peor de los escenarios para él: en democracia, juzgado y preso en una cárcel común.


Si existe la justicia divina, hoy es un buen día para que se aplique. De alguna manera, este mundo hoy es un poquito mejor.

08 May, 2013

Vamos las bandas

La vida nos da montones de oportunidades para hacer cagada, aunque casi todas tienen solución. Ponele, te pareció piola agarrarte a esa chica tan poco agraciada y ayuna de toda dentadura... bueno, ya habrá otra con todo el comedor; o un reservado en el que tus amigos no te vean, ponele. ¿Vendiste tus dólares cuando estaban a 6 mangos y te sentís un pelotudo? Bueno, pensá que a otros les pasó lo mismo que a vos, pero además usan bigote y chupines de colores. ¿Te quedaste sin vidas en el Candy Crush? Bueno... eso es terrible; nada, lo lamento.

El tema son esas cagadas sin remedio, como ponerle nombre a la cosas o a las personas. Ponele, a tu hijo le ponés el mismo nombre que vos, y la jodita le dura toda la vida. O las bandas... qué problema el nombre de las bandas.

Suena fantástico, encantan sus canciones, sus discos, todas las minas le harías pelo y barba al cantante sin dudarlo, todo genial, pero la banda se llama "Él mató a un policía motorizado". ¿Sos boludo, cantante? ¿Cómo se arenga? ¿"Oooohhhh, soy élmatóaunpolicíamotorizadoooooooooo... es un sentimiendo, no puedó paráaaaa"? ¿"Pan y vino pan y vino, el que no grita "medarásmilhijos" para qué carajo vino"?

O la otra: "Notevagustar". Si tenés razón, me dan ganas de cagarte a trompadas por haberme hecho perder el tiempo. Si, por el contrario, me gustó, vos y yo somos dos pelotudos.

Aunque bueno, si pensamos que la banda más grande de la historia se llamaba algo así como "Los escarabajos del ritmo" (The Beatles, para el leyente desprevenido), se los podría perdonar. Pero no, no los perdonamos un carajo. Como dijo Pity de Intoxicados: "shhhhhhhargaragrmnguené".

Roberto, bajista de "Los trotaglandes".

02 May, 2013

No siga la vaca

Uno de los peores flagelos de esta sociedad occidental en decadencia es la gente que se dedica a hacer cosas que no sabe. Hay diferentes niveles de importancia, por supuesto; si Somoza laburara de coordinar los semáforos, los mecánicos y los dueños de casas velatorias serían asquerosamente millonarios, pero por suerte sólo es futbolista.

Gente como ésa es la que, por ejemplo, elige cómo comunicar sus productos; y de las mil calamidades comunicacionales que existen, una de las peores es, sin dudas, la publicidad de carnicería. Loco, vendés carne, achuras, pedazos de cadáver cortados y triturados y envueltos en una tela rara; haceme el favor y NO ME MUESTRES UNA VAQUITA CONTENTA. La vaca no está contenta, hijo de puta, le pegaste un masazo en el frasco, la convertiste en morcilla ¿y encima la hacés sonreír? Tenés que ser hijo de puta, eh.

Y no sólo eso, hasta canciones tienen las vacas: "y nos da la leche, y el dulce de leche...". No nos da un carajo, se la sacamos. Es como si en USA cantaran canciones sobre Irak tipo "y nos da el petróleo, y sus verdes campos...".

En una carnicería de Santos Lugares, no sólo el logo es una vaca sonriente, sino que además tienen una vaquita de peluche colgando del cogote en la puerta. En KFC (Kentucky Fried Chicken) te muestran unos pollos contentísimos de que les arranquen las patas y se las embeban en barbacoa.

Claro, al lado de monstruosidades como las guerras, el hambre o las tetas nuevas de Oggi Junco, esto parece una nimiedad, pero no lo es. Pensá que ese tipo, el día de mañana te hace una campaña para un candidato a presidente... y gana.

Greenpeace, hacé algo.