Como collar de melones

Hay gente que parece ser incapaz de hablar normalmente. Y no me refiero a hablar bien, sino a hacerlo simplemente de manera normal. Por ejemplo, mi amigo el gordo J, el tipo te habla todo con chistes/metáforas graciosas. Para él, uno tiene menos ida y vuelta que el Titanic, es rápido como escupida de músico o está más solo que Sanfilippo en el día del amigo. El problema no son los chistes, sino que solo cuente chistes.

Otro caso, mi vieja: la tipa habla al revés. Algo que es grande, para ella no es chico. Algo lindo no es feo. Es capaz de verla a Lidia Lamaison y decir no es joven. En ella se inspiró Cobos para su mítica frase mi voto no es positivo.
Eso sin contar su manifiesta incapacidad de recordar nombres de famosos. Tiene 24 formas distintas de llamar a Renée Zellweger, y al insufrible Robin Williams le dice William Robins.

Y como último caso, el otro día conocí a un hombre que habla con tangos. El nieto le hacía un chiste y él le contestaba con Garufa, pucha que sos divertido… Servía vino cantando siga el baile siga el baile… y así. Un genio.

En el próximo capítulo: los que te hablan en diminutivo.