Final fantasy

Si uno hiciera un análisis más o menos concienzudo de las fantasías sexuales más comunes, descubriríamos que estamos todos bastante más torciditos de lo que pensamos. No es necesario fantasear con que la pareja de uno se disfrace de personal de maestranza del E.N.E.T. N°2 de Villa Soldati para llegar a esa conclusión, por supuesto.

La colegiala, por ejemplo: tiene varios puntos a remarcar, como el hecho de que mientras uno está en la secundaria y convive a diario con colegialas reales, no le da bola a esa fantasía; después crecemos y se ve que extrañamos. Otro punto es la no reciprocidad: ninguna mina fantaseó jamás con que su chico se vista de púber con blazer bordó, corbatita y un falso acné en la pera. Y el tercero pero no menos importante, es la cuestión de menoridad: técnicamente, el que quiere que su chica se vista de colegiala está deseando que se vista de nena. De NENA. Fuerte.

Otro lugar común es la fantasía médico-sanitaria: algunas quieren "ir al doctor", mientras que otros buscan que los atienda la enfermera. Más allá del uniforme (que en algunos casos puede quedar bien, por muy grasa que sea), recrear una situación de visita médica para calentarse es bastante freak. "Doctooor, ¿qué tengooooo? Tenés mononucleosis, perra. ¡Ay, sí, doctor!". Raro.

Después hay gente que fantasea con vestirse de candidato a concejal o de empleada uruguaya de Gas Natural, pero bueno, cada uno hace de su culo un pito, sin importar lo que esa frase signifique.
Lo único claro es que donde hay una persona, hay una fantasía.No sé, vos fijate.

A Ricardo Fort siempre le gustó el hombre-pizza de anchotas.