Para mí (XVIII)

Para mí que Michael Jackson no murió sino que, producto de haberse zarpado con un cóctel de Viagra, crema anti-age y un Tic Tac de naranja, se convirtió en Justin Bieber.

Para mí que, así como Keith Richards aspiró las cenizas de su padre, Susana Giménez se inyecta todas las mañanas un licuadito hecho con los restos de Jazmín que guarda en el freezer de su casa de Miami.

Para mí que por cada enfermito que puede resolver el cubo mágico, habemos 23 pelotudos que no logramos descubrir la imagen oculta en esos cuadritos que hay que mirar fijo en un punto cualquiera.

Para mí que un tipo que usa chomba dentro del pantalón, cinturón con guardas y estuchecito portacelular, tiene un 84% más de chances de morir a causa de una bala perdida o por la ingesta de una galletita de arroz.

Para mí que, de haber vivido en esta época, Robin Hood habría sido empleado de ANSES y se hubiera pasado el tiempo calificando negativo en MercadoLibre y jugando al Farmville en Facebook.

Para mí que hay más probabilidades de lamerse el propio codo que de escuchar "Joyride" de Roxette sin silbar.

Para mí que, en caso de empate en méritos entre dos candidatas a tomarse el Metrobus que va para arriba, Dios siempre elige llevarse primero a la que no traga.

Ojo, para mí, eh.

Para mí que Justin es el eslabón perdido entre un Playmobil y el Muñeco Mateyko.