Música para tus ojos

Al parecer, existe una ley inquebrantable en la comunicación de algunos productos o servicios, los cuales se tienen que vender sí o sí respondiendo a un patrón visual ineludible. O dicho de otra manera, todos hacen la misma bosta. Tal es el caso de los volantes de los restaurantes chinos, los afichitos de clases de guitarra que van en los postes de luz y, mis preferidos, los afiches de cena-show que se pegan en las vidrieras de los restaurantes.

Con respecto a estos últimos, podemos decir un par de cosas:

- Además de ser todos iguales, son todos espantosos.
- La mayoría de estos afiches sueñan con ser de tapa de CD. Incluso algunos lo logran, Dios se apiade de nosotros.
- Todos olvidan una ley fundamental: no todas las caras están para un afiche. Saber reconocerlo es un GRAN paso, pero que muy pocos saben dar.
- ¿Funcionan? O sea, en serio, ¿vos me decís que Graciela lo ve y le dice al marido “Roberto, el jueves canta Stella Maris Godoy, reservate una mesita”?

Desde este humilde espacio, ofrezco mis servicios a todo aquél músico en ciernes que busca entrar a la fama a través de la puerta del restorán. Dios te dio la voz, el carisma y la magia artística, y vos la cagás haciendo un afiche con camisa negra, corbata roja y cara de candidato a concejal. No, así no.