19 February, 2010

Pugliese Pugliese Pugliese

Muchos creen que para tener una vida feliz, plena y regada de satisfacciones hace falta recorrer un camino espiritual, maximizar las propias aptitudes o simplemente ser una buena persona. O todo lo contrario si se pretende ser un loser.
Error: con tener algo o alguien a quien atribuirle nuestros resultados, alcanza y sobra.

Por ejemplo, poco tienen que ver los años de estudio y de expriencia laboral con el resultado positivo de ese trabajo: fueron las bolitas chinas que están al lado del monitor. Anoche no perdí porque soy mal jugador de póker: fue Carlos que se me sentó al lado y me empiedró. Todos sabemos que si no le cortaba las mangas a la camiseta de Boca antes que termine el campeonato, el torneo del '95 lo ganábamos.

Es un hecho comprobado: cada momento, cada hecho, cada pequeña circunstancia depende absolutamente de la suerte. Está en uno saber encauzarla hacia el lado más conveniente. Y si no, ¿qué otra utilidad se le puede atribuir a un búho, un pelado, una vaquita de San Antonio, una cagada de perro o un chino?

EDITADO: como bien dice María2 en un comment, la religión no es más que otra forma de cábala, sólo que en lugar de creer en hacer cuernitos con los dedos, creemos en Jehová o en el Gauchito Gil. Lo cual me regala un claro ejemplo de mi postulado: dos equipos rivales entran a la cancha y sus respectivos jugadores se persignan. Terminan 7-1. ¿Cómo se maneja el asunto ahí? El vencedor lo debe a su dios, mientras que el derrotado se resguarda en un gato negro que les cruzó delante del micro. Simple y sencillo.

El verdadero mérito no está en prepararse, perfeccionarse, ponerle onda, ir para adelante, no. La verdadera habilidad está en tener una excusa convincente para todos y cada uno de los acontecimientos de nuestra vida.

Sí señores, en SMAEP le decimos fuertemente que SÍ a las cábalas.

 Cortesía de El editor, leyente de SMAEP.

16 comments:

peppers said...

Le dan resultado las bolas chinas...?

Ale said...

A los chinos sí, les salen chinitos a lo loco.

Mar said...

No sé eh, te imaginas tener bolas musicales?

Andrés said...

Y que te sale con bolas de plástico?

Basta said...

Genial! Uso esa táctica para evitar futuras depresiones o sensaciones de culpa, nunca falla!

MARIA2 said...

Ojo que el que le dà un sentido espiritual , ya sea religioso o mìstico tambien lo hace por càbala. Solo que no lo sabe y se cree un buen hijo de Dios, o de quièn esté atado espiritualmente.

Favric said...

Ese escritorio es una belleza.
Eso si, desde que llego el elefante, no vendimos un peso.

Germán said...

Narda Lepes, Narda Lepes, Narda Lepes...

Baglieto, Baglieto, Baglieto...

Menem, Menem, Menem...


A ver como te librás de esto, hdp!

Flavio said...

Ya sabés lo que pienso al respecto, así que... nos vemos mañana.

PD: Pedile a las bolitas chinas que no diluvie.

Lovely Rita said...

Te faltó el gatito dorado que mueve la patita jajjajaja...esas bolas son lo más, ideales para hacer masajes. En cuanto a la suerte yo creo que no existe, hace 2 días pisé terrible soruyo y todavía no me llegó el sobre con el cheque por 100 palos verdes. Mi vieja cree que los cactus traen mala suerte y otros dicen que te saca la mala onda ¿EN QUE QUEDAMOS?

Hoy ideal para cucharita y buena música.

florinònimous said...

película sobre este tema: la suerte está hechada. Muy divertida.
buen finde!

Ale said...

Flower: deme la hache que se la guardo. Cuando la necesite me la pide sin problemas.

María2: por supuesto, qué es la religión sino una gran cábala, salvo que en lugar de creer en Quiricocho cuando les patean un penal, creen en Alá o la difunta Correa.

florinónimous said...

siempre tuve dudas con esa palabra me cacho!

eMe said...

No tengo cábalas (no me preocupan las escaleras, ni los gatos negros, por ejemplo. De hecho, vivo con uno!) pero algo me pasa con la sal. No, no, no. No hay manera de que la agarre directamente, pero como el origen de eso no es religioso ni nada parecido, tampoco me saca el sueño.

Y ahora sí, no me puedo ir sin confesarme: nunca pude mover esas bolas con una sola mano como las mueve todo el mundo.

He dicho.

Jumasa said...

También tengo esas bolitas, pero las mias son verdes, y no sabría decirte si desde que están, junto a mi dragón chino, sobre la tele, me va mejor o peor, peeero, cada vez que veo un partido de Independiente en esa tele, gana. ¿Suerte? No creo.

Frutibesos para todos!!!

Cristián said...

Todo el mundial 86 lo vi en la casa de mi vieja, en el mismo lugar, en la misma posición, y con la misma ropa, excepto el partido con Italia, el que empatamos en la primera ronda, ahí me asusté, porque di la ventaja de verlo en el laburo.
El mismo laburo en el que vi el partido con Camerún del mundial siguiente...
El resto de los partidos los vi en la misma casa, con la misma ropa del mundial anterior, el mismo sillón ya hecho mierda, y el mismo Sony de 14 pulgadas sin control remoto, habiendo ya otro Sony Trinitron de 21" en mi habitación.
Hasta que llegó Codesal y me arruinó el invicto de ese refugio sagrado.
Después ya nada fue igual, por supuesto. Intenté con que la cábala fuera exactamente la opuesta, es decir: ver los partidos en lugares diferentes, con compañeros diferentes (aclaro que odio ver los partidos con otros seres humanos, prefiero gozar o llorar esos momentos en soledad absoluta), y con ropa diferente.
Inclusive fueron a la basura TODAS las camisetas post Le Coq Sportif, las únicas modelo Pugliese.
Y con el Diego en Sudáfrica, hasta compré nuevamente una Le Coq. Tampoco funcionó, por supuesto.
Otro hecho curioso fue (leproso de ley como soy) la Copa Libertadores 1992 de Newell's con Bielsa, si, ésa que perdimos la final por penales.
Yo y no vivía con mi vieja. El primer partido de la zona, lo vi en mi bulín de soltero: Perdimos 6 a 0 con San Lorenzo en Rosario, paliza inolvidable para unos y otros, anche algunos canallas que me lo recuerdan, (pobres...ya no saben de qué agarrarse, ejem...)
Así que decidí ver los partidos en casa de mi vieja. La ropa ya no era cábala, pero siempre creí que el reducto de Castelar era inviolable.
El sillón marrón ya había pasado por varios asados, ahora había un futón (que fea palabra) blanco.
Yo me había llevado mi Sony de 21", pero mi vieja todavía conservaba esa reliquia de 14 pulgadas, que había que mirarla a 20 cm. de distancia.
En fin. Pasamos toda la copa invictos, inclusive con goleada a San Lorenzo de venganza en la semi, y ganamos la primera final.
Cosas del destino: 2 días antes de la segunda final, el Sony de 14", blanquito, adorable, palmó.
Mala señal. Muy mala, de hecho.
Mi hermana me prestó un televisor de 29, armatoste cuya marca ni recuerdo. Perdimos la segunda final sobre la hora, con un penal inventado, y a los penales. Todos los que habían pateado un año atrás, convirtiéndose en héroes enmudeciendo la Bombonera, erraron todos. Creo que ni el Gringo Scoponi atajó ninguno.
Moraleja?
Que las hay las hay, no me jodan...
Abrazos a todos y todas.